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sábado, 15 de septiembre de 2018

En un mar de estrellas


¿Alguna vez levantaste la vista al cielo y te perdiste intentando contar las estrellas?
Joder, yo sí... Y muchas veces.
En algunas ocasiones, a mitad de la noche dirigía mi atención hacia la ventana, así para observar el cielo estrellado que se iba formando mientras que el sol se estaba ocultando.
Con la vista intentaba juntar los puntos luminosos con la intención de encontrar alguna figura. Claro, con tantas estrellas y poca concentración mi mente terminaba volando. Me distraigo con facilidad.
Pero saben... Me gusta distraerme en ciertas ocasiones.
En cuanto me distraía, las historias comenzaban a brotar de mi mente como si no hubiera un mañana. Dragones, cyborgs, Dioses, mundos alternativos, mi imaginación explotaba, era volátil. Y sigo siendo así.
Aunque esto sucedía en cualquier parte, no era lo mismo.
Solamente, no era lo mismo.
Pequeña estrella, responde a mi pregunta;
¿Por qué brillas así?
https://bit.ly/2TL0ZoU

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Allí estaba yo, sobre aquel pequeño bote, dejando que las olas del mar me llevasen a donde querían. Ya estaba bastante lejos de la orilla donde inicialmente estaba, apenas y lograba apreciarla.
Ohhh... Me pregunto, ¿cómo será que pueda regresar?
Bueno, el mar fue quien me llevó lejos, y también será quien me traerá de vuelta, quizás, y deseé enseñarme algo y por esa misma razón, me lleva lejos.
Quizás, me estoy volviendo loca. De hecho, eso es lo más factible.
He revisado en el bote lo que había, encontrando así una pequeña nevera con algunos peces capturados, al lado de la nevera, una caña de pescar y un balde con carnada. Agregando el hecho de que hay un remo tirado sobre la madera sucia y casi echada a perder. No hay nada más que eso, y mi presencia.
El sol, en cuestión de unos minutos, o lo que parecían ser minutos, se ha metido en las lejanías, desde mi punto de vista pareciera que se estaba ocultando en el mar, se veía tan hermoso que no podía contener aquella sonrisa que se dibujaba en mi rostro.
El cielo, pasó de estar en aquel azul celeste tan característico a ser un anaranjado, tocando tonos rojizos, y hasta rosados, con algunas pizcas de amarillo, para continuar cambiando y tornarse cada vez, un poco más obscuro. Eran combinaciones hermosas. Algunas veces pensaba que el cielo, cada día daba una pequeña función, a todas horas, mientras se deslizan las nubes en su superficie como si fueran un par de bailarinas y el escenario cambiaba como lo hace un escenario. Pero esa no era la ocasión, el cielo ahora mismo se encontraba despejado de cualquier nube, el escenario cambiaba, pero no había actores sobre este.
Pero eso cambió, pues la noche cayó.
Lentamente, pequeños cuerpos luminosos decoraron aquel escenario obscuro, acompañados de alguien más grande, la luna.
Creo que jamás podré olvidar esa luna, tan grande, deslumbrante, irreal, parecía que, si extendía mi mano, aunque sea por un instante, lograría rozarla, y así podría sentir un poco su superficie porosa sobre la yema de mis dedos.
Y así fue.
Sí, tal y como lo estoy diciendo, de creer que iba a tocarla con sólo estirarme, la logré tocar.
Mi sorpresa fue grande al darme cuenta de que estaba en lo correcto, cuando una estrella, un joven que brillaba, bajaba para reclamarme lo que había hecho.
"¡Eh! ¿Cómo eres capaz de tocar a la luna?"
Preguntó aquel joven que desprendía luz de su cuerpo mientras posaba sus pies sobre las tablas del bote donde me encontraba, por un momento, aquel viejo bote que había tomado "prestado" se movió de un lado para otro producto de la brusquedad del chico al llegar. Por un momento, pensé que el bote podría volcarse.
Estaba boquiabierta, ni siquiera sabía si lo que veía estaba en lo correcto, o me encontraba alucinando, quizás, tenía algo de sed y tomé agua de mar, sí, eso es lo que veo más probable.
Pasaron los minutos, y yo me mantenía igual, observando al chico mientras intentaba procesar lo sucedido. ¿Había alcanzado a la luna? ¿Las estrellas son... Personas? No entendía, ni esperaba entender rápidamente. El gesto sobre el rostro del chico, cambió poco a poco, minuto a minuto, de estar molesto, pasó a estar rojo de la ira.
"¡Responde mi duda! ¡Ser sin brillo!"
Exclamó con tal fuerza, que logró asustarme, sentía como la sangre se me congelaba, pasé saliva, relamí mis labios, y contesté.
"¡No tengo ni la menor idea!"
Dije con toda mi honestidad, nunca me había sucedido algo así, nunca me había imaginado algo parecido, tenía miedo, me sentía pérdida, lo que creía conocer, no era lo que conocía.
El chico luminoso, me miró con los ojos bien abiertos, mi apariencia inicialmente silenciosa e incrédula había cambiado a una un poco más turbia, estaba alterada, tenía miedo, quería respuestas.
El joven, me miró de pies a cabeza, y después soltó un largo suspiro, yo soy la que debería tener esa reacción, él, es el rarito aquí.
"La luna no puede ser tocada por seres como tú, aquellos que no muestran un brillo... Pero parece, que ante los ojos de la luna puedes brillar, y brillar más que cualquiera de nosotros, brillar más que una estrella."
Con una mirada llena de melancolía, explicó esto el chico, mientras dirigía la vista hacia la luna. Parecía, que estaba demasiado lejos para él.
Al igual que yo, el chico extendió su mano hacia la redonda luna, y no pasó nada, si yo desprendía brillo, ¿por qué él no? Si se supone que él es una estrella.
Alzando la vista al cielo, aprecié todas las estrellas que estaban al alcance, algunas brillaban más, otras menos, pero para mis ojos, aquel joven de actitud un poco explosiva, era el que contaba con un brillo singular. Para mí, su brillo era diferente.
"Ven cada noche, quiero estudiarte"

Transcurridos los días, las semanas, los meses, las cosas seguían igual, sin falta, noche tras noche iba al bote, lo tomaba sin permiso alguno, y me adentraba en el mar con intención de ver a aquel joven cuyo nombre nunca me reveló. Con el paso del tiempo, me di cuenta de que se trataba de aquella estrella a la que tanto veía de pequeña, la que siempre me hacía fijar la mirada sobre ella. ¿Ellos sabrán que los vemos? No lo creo, sería bastante incómodo.
La distancia entre los dos, lentamente se fue acortando, de mostrar un humor áspero, desagradable en muchas situaciones, a ser alguien completamente diferente, que se sabía divertir, alguien con quien las horas se pasaban volando. Las noches, dejaron de ser mis noches, y se volvieron mis días, pues pasaba todo el día dormida, y de noche despertaba.
Su investigación, dejó de ser una investigación, ahora sólo se trataba de charlas triviales que no nos llevaban a algún lugar. Pero yo no quería ir a algún lugar. Me di cuenta, de que me había enamorado, de una jodida estrella que a pesar de brillar... No brillaba como él quería.

"¿Sabes?... Nunca he conocido una estrella que brillase tanto como tú lo haces."
Dijo aquel joven durante una noche en especial, ésa misma noche, él logró tocar a la luna, ahora brillaba como este quería.
Sin embargo, a la persona que tocaba con tanto afecto, con cuidado, como si fuera un débil pétalo de rosa, era a mí.
Las otras estrellas, de seguro nos miraban, celosas mientras se reflejaban sobre el agua tranquila que alguna vez existió en lo que se conocía como el mar, en esa costa.
Puede que yo no brillara de la misma manera que él lo hacía, puede que él brillara de una forma que nunca comprenderé, no comprenderé la manera en que yo brillaba. Pero me hace feliz.

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